Entre los destinos más sorprendentes que he tenido la suerte de conocer sin lugar a dudas Bolivia se lleva el primer puesto. La mezcla perfecta de culturas y paisajes surreales le dan una especial característica al ambiente que enamora a quienes lo visiten. En mi viaje por Suramérica, después de cruzar la frontera de Argentina hacia Bolivia atravesé el puente de La Quica que me encamino hacia la pequeña ciudad de Villazón, donde ya se empieza a sentir la altura a 3400 metros del nivel del mar. La emoción por recorrer los hermosos altiplanos bolivianos iba aumentando conforme pasaban las horas, en la prisa decidí ir directo a Tupiza, ciudad donde se organizan los viajes hacia los volcanes, las lagunas y el gran Salar de Uyuní. Y así fue como empezaron cuatro días de recorrido extremo por los hermosos paisajes vírgenes que dejaron a mis ojos llenos de encanto.
Saliendo de Tupiza, ascendimos hacia la Quebrada de Palala y Cerrillos que encaminan al abandonado pueblo de San Antonio de Lípez, dónde ya se puede apreciar un poco más de la cultura mestiza boliviana; por las artesanías y bellos tejidos que se confeccionan en la zona. El primer día de recorrido fue dejando muchas sensaciones en un mundo de contrastes entre volcanes y desiertos. Pero lo mejor estaba por venir, después de un paseo por San Antonio viejo también conocido como el Pueblo Fantasma llegamos a unas bellas piscinas termales en Chalviri; un paisaje surreal. Pero esto no fue todo, la Laguna Verde, fue nuestro próximo destino, en época de verano esta sorprendente laguna brilla de un color verde turquesa inigualable. En este punto del viaje, Potosí ya se había convertido en mi lugar favorito. Seguimos el recorrido pasando por el fabuloso Desierto de Dalí hasta llegar a los geiséres de Sol de Mañana, sorprendentes fumarolas volcánicas que te hacen sentir en Marte.